Viajaste por pasillos de la historia
alumbrándote con tu fe inconmensurable
hasta llegar a la cima de monte sagrado.
Ahí tu mirada recorrió los dolores
mojados por sangre incorruptible
réplica a látigo, acero y espinas,
de pies, manos y costado
y lágrimas maternales...
La luz del dolor en tus ojos
será lámpara en los laberintos.
Llegarás a la puerta del horizonte…
Se abrirán tus puños
y con una sonrisa
te recogerás en el silencio.