Al leer en sus ojos tiemblan manos,
un aroma escondido en su mirada
encandila tu mente afortunada
al vivir ese encuentro tan arcano.
Con promesas silentes muy temprano
adornó sus palabras perfumadas
con incienso de rosas heredadas
en presencia de dioses escribanos.
Con tus puños en alto recriminas
a la diosa fortuna por su ruedas
arquetípicas poco cristalinas.
Tu mirada se escarcha en las neblinas
de memoria caminas alamedas
dibujadas por vida en tus retinas.