MIEDOS
Entre la angustia del no poder caminar
por veredas alumbradas por faroles
y la asfixia de piernas reptíleas,
está el enojo de la tortuga
gerenta de los cerebros
de los mancos de espíritu
que duermen la resaca diurna
desnudos y en camas prestadas,
en la oscuridad de sus tildados temores.