Buscando una aventura
bajaste con extraviantes tumbos
en amplio y profundo pozo.
Sólo encontraste agua, tierra y fuego
ventilados por juguetones aires
en danza por el brocal.
En la tierra arneada
limpiaste las tinieblas de los ropajes
que a las almas hacían mundanas.
Se enmudecieron tus ojos.
Aspiraste aire refrescante,
del siniestro hollín atomizado
se limpiaron tus pulmones.
Tu boca parpadeó
Con agua cristalina
manando a borbotones
lavaste el barro de tus caminatas.
Tus puños se amortajaron.
El fuego acarició tu rostro
quemando las raídas ropas
que tejió tu confianza.
Reflexionaron tus pies.
Con la sonrisa en tus manos
despeinaste los mudos velos
que enmascaraban tu horizonte.
Aire, tierra, agua, fuego
tendrás en el silencio de tu mirada
para esos viajes que fatigan tus senderos.