El negro tinte de la sangre
se desquicia por mi piel
al ver viajar tu voz errática
como el vuelo de la mosca
Traspasas las telarañas del pasillo,
el fuego transforma
tus ojos en aguardiente.
Los enmohecidos goznes de la puerta
ceden a tus manos de flor naciente...
Sólo el tibio calor de otra placenta.