Mucho tiempo me queda por estrujar.
Nacerán miles de ratas y ratones
roerán relojes y galaxias.
Mi cuerpo no será de ellos.
Los de cola pelá, en mi urna
con sus negros y babosos ojos,
destilarán en el cemento sus orines
y sus panzas se volverán ojerosas.
Arrastrando sus sucias colas
miran mi encierro,
masticando sus pulgas,
esperan, desean que vuelva
del vacío, al origen de sus alcantarillas.
Con movimiento rectilíneo
me viraré a la recta de la vida,
esquivando los pestilentes roedores.
Sus dientes rasparán el pavimento
esperándome, guiñándose entre sí.
Al salir por la puerta del nicho,
entrarán por las desclavadas maderas,
se alimentarán de las desganadas vestimentas.
Sólo quebrarán sus dientes en mis blancos huesos testados.